Ya lo hemos dicho: las redes sociales, WhatsApp o los emails pueden ser un vicio poco recomendable para el descanso y para recuperar energía. Saber separar la ganga de la mena y descubrir los momentos en los que la tecnología es un enemigo en vez de un aliado supone todo un desafío. No pasa nada si uno deja el móvil encima de la mesa y se da una vuelta. O si desactivamos los datos para librarnos un rato de Internet, si es que lo anterior nos produce demasiado vértigo. Crear hábitos de desconexión nos ayuda a generar nuevas conexiones con nosotros mismos y con los demás.