Hasta ahora y desde el pasado mes de junio de 2015, con la nueva Ley de Arrendamientos Urbanos (LAU), los inquilinos, aunque en el contrato se haya hecho constar una duración inferior a tres años, podían permanecer en el inmueble, a través de prórrogas en el contrato, hasta tres años. Es decir, se volvería al escenario anterior al cambio legislativo de hace tres años