Cuando llega un tsunami, no hay tiempo de reacción. Sus olas recorren el mar a la velocidad de un avión a propulsión (por encima de los 800 kilómetros por hora), lo que resulta aplastante y culmina con un final, en … Sigue leyendo
Cuando llega un tsunami, no hay tiempo de reacción. Sus olas recorren el mar a la velocidad de un avión a propulsión (por encima de los 800 kilómetros por hora), lo que resulta aplastante y culmina con un final, en … Sigue leyendo