¿Quién no se toma un cafecito para desayunar o a media mañana, o queda para tomar uno? Quizá ahora lo pensemos dos veces. Es la primera causa que puede aumentar el riesgo de derrame. Para detectar qué factores eran más frecuentes, el equipo de investigación preguntó durante tres años a 250 pacientes que ya habían sufrido una aneurisma cuáles habían sido sus hábitos y actitudes previos al derrame. Así, encontraron que lo más «peligroso» era tomar café: quienes lo hacían o habían hecho tenían casi el doble de probabilidad de que el vaso sanguíneo se rompiera durante la hora siguiente de haberla tomado. Dejar de tomarlo puede reducir hasta en un 10% el riesgo de sufrirlo.